CARTA DE GANDHI A ADOLF HITLER
En julio de 1939, sólo unas
semanas antes de que la Alemania nazi invadiera Polonia y el Reino Unido,
Australia, Francia, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Canadá le declararan la guerra,
Mahatma Gandhi le escribió una carta a Adolf Hitler rogándole, por el bien de
la humanidad, que hiciera lo posible para evitar el inicio de un conflicto
armado que podría causar la muerte
de
millones de personas, como desgraciadamente así acabó sucediendo.
El gobierno británico nunca permitió que la misiva llegara a manos del Führer:
El gobierno británico nunca permitió que la misiva llegara a manos del Führer:
"Querido
amigo,
Algunos amigos han estado pidiéndome que le escriba por el bien de la humanidad.
Algunos amigos han estado pidiéndome que le escriba por el bien de la humanidad.
Pero me
he resistido a su petición porque me parecía que una carta mía sería una impertinencia.
Algo me
dice que no debo calcular y que debo hacer mi llamamiento por cualquier cosa
que valga la pena.
Es muy claro que hoy en día es la única persona en el mundo que puede evitar una guerra que podría reducir la humanidad al estado salvaje.
Es muy claro que hoy en día es la única persona en el mundo que puede evitar una guerra que podría reducir la humanidad al estado salvaje.
¿Debe pagar ese precio por un objetivo, por
muy digno que pueda parecerle? ¿Escuchará el ruego de alguien que
deliberadamente ha rechazado el método de la guerra, no sin considerable éxito?
En cualquier caso espero su clemencia si me he equivocado al escribirle"
Un año
más tarde, concretamente el 24 de diciembre de 1940, Gandhi escribió una
segunda carta al genocida de Braunau am Inn en la que, una vez más, le pidió
que pusiera fin a la guerra y que tuviera en cuenta que aun resultando vencedor
de la misma, ello no probaría que tenía razón, sino simplemente que su poder de
destrucción era mayor que el del resto de contendientes. Esta misiva es
bastante más larga:
"Yo no tengo enemigos.
"Yo no tengo enemigos.
Mi
ocupación en la vida durante los últimos treinta y tres años ha sido ganarme la
amistad de toda la humanidad fraternizando con los seres humanos, sin tener en
cuenta la raza, el color o la religión.
Espero que tenga usted el tiempo y el deseo de saber cómo considera sus actos una buena parte de la humanidad que vive bajo la influencia de esa doctrina de la amistad universal.
Espero que tenga usted el tiempo y el deseo de saber cómo considera sus actos una buena parte de la humanidad que vive bajo la influencia de esa doctrina de la amistad universal.
Sus
escritos y pronunciamientos y los de sus amigos y admiradores no dejan lugar a
dudas de que muchos de sus actos son monstruosos e impropios de la dignidad
humana, especialmente en la estimación de personas que, como yo, creen en la
amistad universal.
Me refiero a actos como la humillación de
Checoslovaquia, la violación de Polonia y el hundimiento de Dinamarca.
Soy
consciente de que su visión de la vida considera virtuosos tales actos de
expoliación.
Pero
desde la infancia se nos ha enseñado a verlos como actos degradantes para la
humanidad.
Por eso
no podemos desear el éxito de sus armas.
Pero la nuestra es una posición única.
Pero la nuestra es una posición única.
Resistimos
al imperialismo británico no menos que al nazismo.
Si hay
alguna diferencia, será muy pequeña.
Una
quinta parte de la raza humana ha sido aplastada bajo la bota británica
empleando medios que no superan el menor examen.
Ahora
bien, nuestra resistencia no significa daño para el pueblo británico.
Tratamos
de convertirlos, no de derrotarlos en el campo de batalla.
La
nuestra es una rebelión no armada contra el gobierno británico.
Pero los
convirtamos o no, estamos totalmente decididos a conseguir que su gobierno sea
imposible mediante la no colaboración no violenta.
Es un método invencible por naturaleza.
Se basa
en el conocimiento de que ningún expoliador puede lograr sus fines sin un
cierto grado de colaboración, voluntaria u obligatoria, por parte de la
víctima.
Nuestros
gobernantes pueden poseer nuestra tierra y nuestros cuerpos, pero no nuestras
almas.
Pueden
tener lo primero sólo si destruyen por completo a todos los indios: hombres,
mujeres y niños.
Es cierto
que no todos podrán llegar a tal grado de heroísmo, y que una buena dosis de
temor puede doblegar la revolución; pero eso es irrelevante.
Pues si
en la India hay un número suficiente de hombres y mujeres que están dispuestos,
sin ninguna mala voluntad contra los expoliadores, a entregar sus vidas antes
que doblar la rodilla ante ellos, habrán mostrado el camino hacia la libertad
de la tiranía de la violencia.
Le pido
que me crea cuando digo que encontrará usted un inesperado número de tales
hombres y mujeres en la India. Durante los últimos veinte años han estado
formándose para ello.
Durante el último medio siglo hemos estado intentando liberarnos del gobierno británico.
Durante el último medio siglo hemos estado intentando liberarnos del gobierno británico.
El
movimiento por la independencia no ha sido nunca tan fuerte como ahora.
El
Congreso Nacional Indio, que es la organización política más poderosa, está
tratando de conseguir este fin. Hemos logrado un éxito muy apreciable por medio
del esfuerzo no violento.
Estamos
buscando los medios correctos para combatir la violencia más organizada en el
mundo, representada por el poder británico. Usted le ha desafiado.
Ahora
queda por ver cuál es el mejor organizado: el alemán o el británico. Sabemos lo
que la bota británica significa para nosotros y las razas no europeas del
mundo.
Pero
nunca desearíamos poner fin al gobierno británico con la ayuda de Alemania.
En la no
violencia hemos encontrado una fuerza que, si está organizada, sin duda alguna
puede enfrentarse a una combinación de todas las fuerzas más violentas del
mundo. En la técnica no violenta, como he dicho, no existe la derrota.
Todo es
«Vencer o morir» sin matar ni hacer daño. Se puede usar prácticamente sin
dinero y, claro está, sin la ayuda de la ciencia de la destrucción que tanto
han perfeccionado ustedes.
Me asombra que no perciba usted que esa ciencia no es monopolio de nadie.
Me asombra que no perciba usted que esa ciencia no es monopolio de nadie.
Si no son
los ingleses, será otra potencia la que ciertamente mejorará el método y le
vencerá con sus propias armas. Además, no está dejando a su pueblo un legado
del que pueda sentirse orgulloso, pues no podrá sentirse orgulloso de recitar
una larga lista de crueldades, por muy hábilmente que hayan sido planeadas.
Por consiguiente, apelo a usted, en nombre de la humanidad, para que detenga la guerra. No perderá nada si pone todos los asuntos en litigio entre usted y Gran Bretaña en manos de un tribunal internacional elegido de común acuerdo.
Por consiguiente, apelo a usted, en nombre de la humanidad, para que detenga la guerra. No perderá nada si pone todos los asuntos en litigio entre usted y Gran Bretaña en manos de un tribunal internacional elegido de común acuerdo.
Si tiene
éxito en la guerra, ello no probará que usted tenía razón. Sólo probará que su
poder de destrucción era mayor.
Por el
contrario, una sentencia de un tribunal imparcial mostrará, en la medida en que
es humanamente posible, cuál de las partes tenía razón.
Sabe que, no hace mucho tiempo, hice un llamamiento a todos los ingleses para que aceptaran mi método de resistencia no violenta.
Sabe que, no hace mucho tiempo, hice un llamamiento a todos los ingleses para que aceptaran mi método de resistencia no violenta.
Lo hice
porque los ingleses saben que soy un amigo, pese a ser un rebelde. Soy un
desconocido para usted y para su pueblo.
No tengo
coraje suficiente para hacerle el llamamiento que hice a todos los ingleses,
aunque se aplica con la misma fuerza a usted que a los británicos.
Durante esta estación, cuando los corazones de los pueblos de Europa ansían la paz, hemos suspendido incluso nuestra pacífica lucha.
Durante esta estación, cuando los corazones de los pueblos de Europa ansían la paz, hemos suspendido incluso nuestra pacífica lucha.
¿Es
demasiado pedir que haga un esfuerzo por la paz en un tiempo que tal vez no
signifique nada para usted personalmente, pero que tiene que significar mucho
para los millones de europeos cuyo mudo grito de paz oigo, pues mis oídos
pueden escuchar la voz de millones de personas mudas?"
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