EDUCACIÓN
FÍSICA EN LA TERCERA EDAD
Por. Lic Mario Alexis Ayala
En nuestro país se habla poco de la educación física y si se hace
se habla poco pero de la educación física para la tercera edad no se dice nada, por lo que tratare sobre este
tema en más de un artículo por lo extenso y complejo que resulta tratarlo los que estaré publicando en mi blog.
La actividad
física es esencial para la salud de las personas ancianas. Lo importante es
realizar un chequeo médico previo, aumentar el ritmo lentamente y tener continuidad.
La natación, caminatas, realizar una gran cantidad de actividades programadas
por un educador físico serían muy beneficiosas para muchas personas mayores.
El ejercicio
habitual puede ayudar emocionalmente a los ancianos de salud delicada sin
causarles dolor,. Estos resultados se suman a la evidencia de que la actividad
puede ofrecer beneficios más allá del bienestar físico.
El ejercicio, desde las actividades de resistencia hasta el entrenamiento para aumentar la fuerza y la flexibilidad, bien indicados no causa mayores malestares entre los ancianos
El ejercicio, desde las actividades de resistencia hasta el entrenamiento para aumentar la fuerza y la flexibilidad, bien indicados no causa mayores malestares entre los ancianos
"Muchos
ancianos, especialmente aquellos que padecen de artritis u otras dolencias, son
reacios a hacer ejercicio porque piensan que les ocasionará dolor o
molestias".
Este estudio
halló que un ejercicio continuo y bajo supervisión no presentaba riesgos, se
advirtió que los ancianos deberían consultar con sus médicos antes de comenzar
un plan de ejercicios.
"Sería irresponsable no decir que, antes de comenzar un programa de ejercicios, se necesita una confirmación del médico", y la realización de un chequeo, que incluya electrocardiograma de esfuerzo, una medición de riesgo cardíaco.
Se examinó a más de 1.700 ancianos que comenzaron programas de ejercicio en cuatro lugares de Estados Unidos. Todos los participantes tenían salud delicada y corrían el riesgo de lesiones por caídas.
Los investigadores en general, refirieron que los participantes habían mejorado su salud emocional después de los programas de ejercicios.
La escala que se usó para determinar la salud emocional no se centró en trastornos psicológicos, como la depresión, pero podría servir como un indicador de esos trastornos, puntualizaron los investigadores.
Básicamente, las preguntas se referían a : "¿se siente bien consigo mismo?"
Aún no esta claro qué frecuencia, qué tipos y cuál es la intensidad de los ejercicios que se necesita para una mejoría emocional, indicando que se deben realizar más estudios para definir los beneficios del ejercicio en varias poblaciones.
Aunque la actividad frecuente refuerza de forma clara la sensación de bienestar físico, está mucho menos claro lo que esa actividad puede lograr en relación a los parámetros de calidad de vida.
"Sería irresponsable no decir que, antes de comenzar un programa de ejercicios, se necesita una confirmación del médico", y la realización de un chequeo, que incluya electrocardiograma de esfuerzo, una medición de riesgo cardíaco.
Se examinó a más de 1.700 ancianos que comenzaron programas de ejercicio en cuatro lugares de Estados Unidos. Todos los participantes tenían salud delicada y corrían el riesgo de lesiones por caídas.
Los investigadores en general, refirieron que los participantes habían mejorado su salud emocional después de los programas de ejercicios.
La escala que se usó para determinar la salud emocional no se centró en trastornos psicológicos, como la depresión, pero podría servir como un indicador de esos trastornos, puntualizaron los investigadores.
Básicamente, las preguntas se referían a : "¿se siente bien consigo mismo?"
Aún no esta claro qué frecuencia, qué tipos y cuál es la intensidad de los ejercicios que se necesita para una mejoría emocional, indicando que se deben realizar más estudios para definir los beneficios del ejercicio en varias poblaciones.
Aunque la actividad frecuente refuerza de forma clara la sensación de bienestar físico, está mucho menos claro lo que esa actividad puede lograr en relación a los parámetros de calidad de vida.
Contrarrestar
pérdidas
Con el
envejecimiento sobrevienen una serie de modificaciones en el funcionamiento de
los órganos y sistemas de nuestro organismo.
En las personas mayores, suele
existir una disminución importante de la fuerza y la masa muscular, como
consecuencia de permanecer en inactividad por periodos prolongados.
Se ha podido
calcular que a partir de la adolescencia se produce disminución de un 1% anual
en la capacidad física, responsable, en gran parte, de las enfermedades
características de este grupo etario.
La realización de programas de ejercicios, en forma constante y
por periodos prolongados, produce innumerables beneficios en todas las edades.
A continuación les mencionare algunos beneficios:
• Menor
incidencia de caídas y fracturas óseas, por aumento de la fuerza muscular y
coordinación de los movimientos, producto del entrenamiento.
• Retraso en la aparición de osteoporosis, sobre todo en mujeres posmenopáusicas.
• Mejora la depresión, sobre todo en mujeres, con los programas de ejercicios físicos.
• La actividad física cotidiana, constituye uno de los pilares de los programas de prevención de la ateroesclerosis.
• En personas hipertensas, produce una disminución de las cifras de tensión arterial, con una gran mejoría de su cuadro clínico.
• Aumenta el gasto calórico del organismo, contribuyendo a la pérdida de peso y al mantenimiento de la misma.
• Mejora el sueño e induce una sensación de bienestar general.
• Incrementa la capacidad para desarrollar tareas cotidianas y laborales.
• Retraso en la aparición de osteoporosis, sobre todo en mujeres posmenopáusicas.
• Mejora la depresión, sobre todo en mujeres, con los programas de ejercicios físicos.
• La actividad física cotidiana, constituye uno de los pilares de los programas de prevención de la ateroesclerosis.
• En personas hipertensas, produce una disminución de las cifras de tensión arterial, con una gran mejoría de su cuadro clínico.
• Aumenta el gasto calórico del organismo, contribuyendo a la pérdida de peso y al mantenimiento de la misma.
• Mejora el sueño e induce una sensación de bienestar general.
• Incrementa la capacidad para desarrollar tareas cotidianas y laborales.
Programas controlados
La educación
física debe estar dirigida a incrementar
la capacidad funcional aeróbica y la fuerza muscular, y además, a mejorar la
flexibilidad de las articulaciones.
Ejercicios tales como la natación, las
caminatas o los realizados en bicicleta, son los recomendados para lograr una
mejoría de la capacidad aeróbica.
Aquellas
personas sedentarias, deben comenzar un plan de ejercicios de poca intensidad y
duración, para luego aumentar en forma progresiva.
Olvidando la prisa en obtener buenos
resultados, se necesitarán varios meses para alcanzar una condición óptima para
su edad.
En todos los
casos, es de suma importancia la realización previa de un chequeo médico
completo, para conocer la existencia o no de enfermedades cardiovasculares,
musculares o articulares, a fin de prevenir la aparición de efectos indeseables
que puedan corregirse.
Cambiar los
hábitos alimenticios, consumiendo una dieta nutritiva y equilibrada, adquiere
la misma importancia que la actividad física en forma regular. Resultan
extremadamente perjudiciales para la salud el consumo de tabaco, alcohol y
cualquier tipo de drogas (excepto por prescripción médica).
La elección
de un programa de actividades debe realizarse con mucho cuidado, debiendo estar
dirigidos por expertos en medicina o educación física.
¿ Se debe de trabajar la fuerza en la tercera edad ?
La fuerza es
una capacidad neuromuscular que se puede desarrollar a lo largo de toda la
vida.
En los
últimos tiempos, los especialistas consideran relevante el entrenamiento de la
fuerza en la tercera edad, ya que permite prevenir accidentes, evitando caídas
a través de la mejoría de la estabilidad y la fortaleza de los miembros
inferiores y la columna. Esto mejora la postura y logra mantener al adulto
mayor y al anciano mucho más seguro.
Al evitar
las caídas estamos previniendo una de las principales causas de muerte en la
edad avanzada, que es el proceso que comienza con una fractura de cadera o de
cabeza de fémur, y que deteriora la calidad de vida de la persona hasta
provocar su fallecimiento.
También
podemos a través del entrenamiento de la fuerza cooperar a mitigar los efectos
de la descalcificación que provoca la osteoporosis, y que vuelve mucho más
frágiles a los huesos al descender el porcentaje de mineral.
Una de las
preguntas que los viejos hacen a sus entrenadores y médicos deportólogos es si
este tipo de entrenamiento es compatible con las patologías cardiovasculares y
respiratorias, tan frecuentes en la edad avanzada.
Todo depende de cómo se
planee el entrenamiento y de la total personalización de ese plan.
El aumento
de la esperanza de vida en la sociedad actual ha dado lugar a un aumento de la
población en la franja de edad que hemos venido llamando “tercera edad”.
Existe pues,
una búsqueda de longevidad en nuestras vidas mediante el cuidado de nuestros
cuerpos a todos los niveles.
En este
sentido la actividad física es un factor que contribuye a la mejora de la salud
y a una mejor calidad de vida en estas edades.
Una idea
fundamental es que en la vejez, se debe mantener una participación activa en
roles sociales y comunitarios para una satisfacción de vida adecuada.
En este
sentido los juegos pre-deportivos se
presentan como una actividad física recreativa y en grupo que, en estas edades,
mejora el bienestar físico, facilita las relaciones interpersonales y favorece
el desarrollo personal.
CONTINUARA………
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