miércoles, 25 de abril de 2012

Obesidad Infantil




OBESIDAD INFANTIL.



Por: Lic. Mario Alexis Ayala P.







Cada vez es mayor la cantidad de niñ@s obesos “gordos” que suelo ver en las instituciones educativas, esta tendencia de que cada vez los niños están engordando es un fenómeno globalizado principalmente en los países de primer mundo de la cultura occidental.
Se está convertido en casi que en una epidemia en el salvador no se salva de esto por lo que he decidido abordar este tan importante tema de salud a continuación  a fin de que los adultos, y principalmente las autoridades de educación y los educadores físicos “asumamos nuestra responsabilidad” en la educación de nuestros niños.

(Los adultos en nuestros afanes cotidianos no vemos el dolor y lo que sufren nuestros niños producto de la obesidad pero lo cierto es que los niños producto de esta enfermedad están sufriendo y tanto ustedes como yo somos responsables de este sufrimiento)

En los últimos veinte años, la prevalencia de la obesidad en los niños ha aumentado bruscamente, especialmente en los países más desarrollados y en los últimos años en los países sud- desarrollado como el nuestro.
Este  se explica, básicamente, por la alimentación pobre (agravada en nuestro país por la crisis económica) y la vida sedentaria, pero también por la presencia de relaciones conflictivas entre los padres e hijos en los que inciden ciertas pautas culturales propias de la época, la importancia de la correcta alimentación y del tratamiento psicológico.
La obesidad en los niños está prevaleciendo tanto, que casi se podría hablar de una epidemia de proporciones globales.
Se estima que hoy en día, en muchos países, uno de cada diez niños es obeso al llegar a los 10 años.


Las enfermedades a largo plazo que se ven venir, como consecuencia de esto, están siendo una preocupación en muchos países que ven cada vez más niños acorta edad son obesos, con consecuencias graves para su pleno desarrollo
 Las causas, consecuencias, formas de pensar y vínculos relacionados con la Obesidad Infantil, para empezar a tratar de cambiar o al menos hacer el intento por evitar esta enfermedad tan dolorosa y cruel para los niños, debemos al menos comenzar informándolos y ayudándolos a conocer este mundo en el que tantos pequeños sufren

¿Que podemos entender por obesidad infantil?
La obesidad puede definirse como la acumulación excesiva de grasa en el cuerpo, aunque en realidad es una enfermedad que implica mucho más que eso: dificultades para respirar, ahogo, interferencias en el sueño, somnolencia, problemas ortopédicos, trastornos cutáneos, transpiración excesiva, hinchazón de los pies y los tobillos, trastornos menstruales en las mujeres y mayor riesgo de enfermedad coronaria, diabetesasma, cáncer y enfermedad de la vesícula biliar son todos problemas asociados al exceso de peso.
A todos estos trastornos físicos hay que sumarles los problemas psicológicos provocados por la discriminación social y las dificultades para relacionarse con los demás que sufre una persona cuya figura desborda los límites de la silueta saludable. Además en la infancia el problema puede ser aún mayor por la angustia que provoca en el niño la cruel discriminación de los compañeros del colegio y amigos.

¿Cuándo se considera que un niño es obeso?
Un niño se considera que es obeso cuando su peso sobrepasa el 20% de su peso ideal además es evidente (no requiere un método científico para distinguir un niño “flaco de uno gordo”)
Los niños que comienzan con una obesidad entre los seis meses y siete años de vida el porcentaje de los que seguirán siendo obesos en la edad adulta es de 40% mientras para los que comenzaron entre los diez y trece años las probabilidades son 70%, porque las células que almacenan grasa (adipositos) se multiplican en esta etapa de la vida por lo cual aumenta la posibilidad del niño de ser obeso cuando adulto.


Entre los principales  factores que intervienen en una obesidad infantil se encuentran:
1-    La conducta alimentaria.
2-    Consumo de energía.
3-    Factores hederitarios.
4-    Factores hormonales.
5-    Factores psicosociales y ambientales.

Las causas de la obesidad suelen ser:


Genéticas: se sabe que la obesidad es frecuentemente diagnosticada dentro de las familias. Por ejemplo, hay alteraciones específicas en la vía de la Leptina.


Ambientales: el estilo de vida (dieta y ejercicio) influye considerablemente en la expresión de la obesidad.
Síndrome de Cushing: es una alteración de la glándula suprarrenal que consiste en el aumento en la producción de cortisol, lo que lleva a la obesidad.


Hipotiroidismo: la disminución de la hormona tiroidea puede llevar a la obesidad. Esta patología siempre debe descartarse frente a un cuadro de obesidad, sin embargo, es una causa poco frecuente.


Insulinoma: existe muy raramente la presencia de un tumor de insulina, el cual puede llevar a la obesidad.


Alteraciones: Hipotalámicas: ciertos tumores, inflamación o traumas a nivel del Sistema nervioso Central, pueden producir alteraciones en los centros reguladores de la saciedad.


Síndrome de Ovario Poliquístico: es las causas más comunes de la obesidad en la mujer joven. Se asocia a irregularidades menstruales, acné, hirsutismo y resistencia insulínica.


Hipogonadismo: en el hombre, la disminución de la hormona testosterona, aumenta el tejido adiposo y lleva a la obesidad.


Otros: enfermedades cardiovasculares, pulmonares o algunos cánceres pueden ser la causa de la obesidad.

Las consecuencias de la obesidad infantil:
Existen dos mayores consecuencias de la obesidad infantil. La primera está relacionada con cambios psicológicos. Ellos ocurren temprano en la vida e incluyen:

Baja autoestima.
Bajos resultados en el colegio.
Un cambio en la auto-imagen, particularmente durante la adolescencia.

Introversión, a menudo seguida de rechazo social.
La segunda consecuencia guarda relación con el aumento del riesgo de desarrollar enfermedades o condiciones patológicas. Estas ocurren a una edad temprana (como por ejemplo aumento en la presión sanguínea), pero generalmente ocurren en la edad adulta. Ellas incluyen:

Aumento en la presión arterial (hipertensión).
Aumento de los niveles del colesterol general (hipercolesterolemia), especialmente del "colesterol malo". 
Altos niveles de insulina en la sangre (hiperinsulinemia).
Problemas respiratorios al dormir (apneas de sueño).
Problemas ortopédicos, especialmente de articulaciones.
El mayor riesgo de la obesidad infantil es el hecho de que mientras menor sea el niño obeso, mayor el riesgo de desarrollar las complicaciones arriba señaladas durante el transcurso de su vida. 

Tratamientos:
(NO conozco mejor tratamiento  que el buen ejemplo que como familia y sociedad le podamos dar a nuestros niños)
Las opciones disponibles para el tratamiento de la obesidad en niños son limitadas.
En adultos con obesidad, hay medicamentos disponibles para ayudar a suprimir el apetito o que interfiera con la absorción de grasas.
El uso de estos medicamentos no ha sido estudiado en poblaciones pediátricas.
En niños obesos, los pilares de la terapia incluyen dieta y ejercicio, ambos importantes para el control del peso sea exitoso.
En niños en crecimiento el objetivo del control del peso es a menudo el mantenimiento del peso, o sea mantener el peso actual mientras el niño crece en estatura, de esta manera alcanzando un BMI más apropiado.
Los objetivos de calorías pueden ser estimados más efectivamente trabajando con un experto en nutrición o educador fisico, quien puede asesorar a la familia acerca de dichos objetivos, cómo estimar los tamaños de las porciones, y cómo hacer las elecciones apropiadas en cuanto a alimentos.
El ejercicio debe consistir de 30 minutos de actividad aeróbica (caminar energéticamente, nadar, o andar en bicicleta) todos los días.


(Es necesario que un educador físico los asesores debido a que existen una gran cantidad de factores a considerar antes de prescribir una determinada actividad física)


Las terapias de comportamiento también son útiles en el tratamiento de la obesidad.
La mejor técnica es que el niño se vigile a sí mismo, manteniendo un diario del ejercicio hecho y los alimentos comidos.
Si el padre o madre de un niño más grande de edad trata de regular la dieta, el plan a menudo falla cuando el niño haya otras maneras de obtener alimentos.
Los cambios en el comportamiento que son importantes incluyen sentarse a comer en la mesa, en lugar de comer enfrente de la televisión, siendo que estudios han mostrado que es más probable que los niños que miran la televisión consuman más calorías.
Las comidas deben de ser hechas en un horario regular, para que el niño aprenda la hora apropiada para las comidas y minimice los refrigerios entre comidas. 
Fortalecer la autoestima y alentar al niño a tratar el control de peso con una actitud positiva también contribuirán a alcanzar el éxito.
La obesidad es una cuestión significativa en nuestra sociedad hoy día.
Los niños obesos tienden a convertirse en adultos obesos; las complicaciones por la obesidad incluyen enfermedad cardiovascular, diabetes, e hipertensión. Un buen cuidado preventivo debe incluir la identificación de la obesidad, la identificación de cualquier complicación, y la iniciación del tratamiento.

El tratamiento debe ser personalizado y para ello debe efectuarse un buen diagnóstico. Las medidas nutricionistas, sicólogos y educadores físicos  a tomar básicamente son:
Modificar el estilo de vida. (Según prescripción del sicólogo)
Dieta. (Según prescripción del nutricionista)
Ejercicio. (Según prescripción del educador físico)
Tratamiento Médico según patología específica (en caso de existir prescripción de medicamentos por parte de los doctores).
Cirugía, para casos refractarios a tratamiento médico.

¿Cómo se podría verificar que un niño está con sobrepeso?
El índice de masa corporal (IMC), medido al menos una vez al año, es una buena manera de diagnosticar el desarrollo de la obesidad en un niño, como lo plantea el Instituto Francés para la Salud e Investigación Médica (Junio 2000).
El IMC tiene la ventaja de contabilizar tanto la altura como el peso del individuo. En la práctica, señala si un niño está ganando demasiado peso para su altura.
En contraste con los adultos, la cantidad de grasa en un niño varía fisiológicamente con su crecimiento.
- El gráfico de referencia del IMC muestra que el peso-por-altura:
Aumenta durante el primer año de vida.
Decrece como a la edad de 6 años por ser éste el período de máximo crecimiento. 
Aumenta de nuevo entre los 7 y los 8 años, lo que frecuentemente se reconoce como el rebote de grasa. 

Medición de Obesidad:
Para esto se utiliza el Índice de Masa Corporal (IMC), el cual equivale a:
Peso/talla(kg/mts2)
- El IMC es el índice más utilizado para definir la obesidad y es útil en la clasificación del riesgo. Sin embargo, este índice no indica el porcentaje de grasa del organismo, para lo cual debe complementarse con otras mediciones como: Pliegues, Densitometría y RNM.
Se considera normal un IMC entre 19-25 kgs/mts ².
Se considera sobrepeso a un IMC > 25 kgs/mts ².
Se considera obeso a una persona con IMC > 30 kgs/mts ².
Para calcular el riesgo relativo, según IMC, existen también algunos factores agravantes que se deben considerar. Estos son: Índice cintura-cadera elevado (hombre: 0.95, mujer: 0.85), diabetes mellitus, hipertensión, hiperlipidemia, sexo masculino, edad < 40.
Relación Cintura / Cadera:
El Índice Cintura / Cadera nos permite definir el Tipo de Obesidad y su distribución de obesidad central o abdominal visceral, ya que se ha demostrado que no sólo es importante cuantificar la grasa sino también su localización.
Diámetro Cintura.
Diámetro Cadera.
Ginecoide ó Glúteo Femoral:
La grasa se deposita de:
Cintura.
Caderas.
Muslos.
Forma de pera.
Androide Central ó Abdominal:
La grasa se deposita de:
Cintura hacia arriba o grasa Abdominal Visceral.
Forma de Manzana.
Para ver el gráfico seleccione la opción "Descargar" del menú superior

Efectos del Ejercicio Físico en el tratamiento de la Obesidad:
El incremento de la actividad física nos va a permitir un aumento de:
Gasto energético.
Estímulo de la respuesta termogénica aumentando la tasa metabólica en reposo.
Aumento de la capacidad de movilización y oxidación de la grasa.
Aumenta los transportadores de Glut-4 en células.
Reduce la resistencia a la insulina.
Mejora la capacidad cardiopulmonar (aeróbico).
Baja la presión arterial.
Disminuye los LDL y aumenta los HDL.

Reducción de la grasa corporal y aumento de masa magra.
Como pudimos ver hasta ahora, la Obesidad trae no sólo problemas de exceso, sino muchas otras enfermedades que perjudican a nuestra vida. También se encuentran los problemas psicológicos y físicos. Todo esto le sucede a algunos niños en la infancia en la infancia… ¿pero por qué algunos niños nacen obesos?, ¿cuál es la alimentación correcta para que el niño no sufra esas consecuencias?... a continuación los informaremos sobre este tema y sus vínculos relacionados.

¿Mi bebé será obeso?
Es una pregunta que en al menos 2 ocasiones me han preguntado
Que un bebé se vea "gordito" o que esté en el límite superior de su peso a una edad determinada, no quiere decir necesariamente que ese niño, cuando crezca, va a ser un adulto obeso.
Si se mantiene dentro de los límites, deseados del peso correspondiente a su edad, según va creciendo, no hay nada que temer: el niño se desarrolla en la forma en que se supone que lo haga.
A medida que el niño crece, aumenta su consumo de calorías y por lo tanto, aunque coma más, es posible que siga manteniéndose dentro de los límites deseables.
Podría ser también que cuando el niño comienza a caminar, a correr y a interesarse en descubrir su nuevo mundo, que se olvide de comer.
Igualmente puede pasar por problemas familiares, problemas en la escuela y en ese caso, conviene prestar atención y adoptar una actitud conveniente hacia la comida: hacerla más atractiva, más nutritiva, etc.

Un Indicador casi seguro
Un índice casi seguro para saber si tu hijo será un adulto obeso, es mirar a su alrededor: ¿Qué clase de familia son ustedes? Si el niño proviene de una familia en que todos son obesos es muy difícil que el niño vaya a ser delgado. No sólo por herencia, sino por los hábitos de comida.
Alimentar a tu hijo no es una gran ciencia
Cada niño es un individuo que ya desde pequeño tiene sus gustos y preferencias. Algunos niños están listos para las primeras cucharadas de cereal a los 4 meses y otros a los 6 meses.
Entre usted y el pediatra pueden tomar la mejor decisión de cuándo introducir poco a poco frutas, vegetales y carnes.

Consejos de alimentación después de los 6 meses:
Las frutas y los vegetales cocidos, aplastados, o de los que ya vienen hechos puré en recipientes de vidrio. Sirve los vegetales antes de la fruta, porque los niños tienen una tendencia natural a preferir lo dulce.
La proteína, pollo o carne, debe estar hervida en agua o caldo, o aplasta bien una yema de huevo cocida y sírvela una vez al día.

Consejos de alimentación después de los 9 meses:
Corta los alimentos en porciones pequeñas para que el niño no se atragante. Una buena selección de frutas debe incluir plátanos y duraznos maduros. Y los vegetales: zanahorias, papas, frijoles.
Carnes blandas como pavo y carne guisada. Permite que el niño coma con los dedos hasta que desarrolle la habilidad manual para sostener un cubierto.

Consejos de alimentación después de los 11 meses:
Sirve siempre la mayor variedad posible de alimentos para que tu hijo se convierta en un adulto que coma de todo, solo que no abuses con las especias. Es mejor no acostumbrar al niño a comidas muy cargadas de sabores: mientras más naturales sean los alimentos mejor. Si lo acostumbras a la variedad, el niño por su cuenta irá ampliando el alcance de los sabores y las texturas.
La Obesidad Infantil es un verdadero problema, ya que en un gran porcentaje, el niño obeso será un adulto obeso, con todas las secuelas que la obesidad conlleva.
(Al respecto es necesario seguir  ampliando pero no es esta temática de lo que se trata este artículo)

¿Por qué evitar la obesidad infantil?
No es solo una cuestión de estética. La medicina considera al sobrepeso y la obesidad una enfermedad en sí misma y, a la vez, una causa importante de otras enfermedades.
La Organización Mundial de la Salud la considera, de hecho, una epidemia.
Y los niños, al parecer, no están exentos. La doctora Lizeth Sánchez, nutricionista, realizó un estudio a escolares de entre 10 y 19 años de edad en centros públicos y privados de San Salvador, y descubrió que un buen porcentaje de ellos ya tenían sobrepeso y obesidad. “Las estadísticas no se diferencian mucho de los países desarrollados”, dice Sánchez.
Las implicaciones que esto tiene en la salud de los niños son más graves de lo que muchos padres piensan.
Las enfermedades crónicas, como diabetes tipo 2 e hipertensión arterial, se presentan a más temprana edad y esto aumenta el riesgo de muerte también a temprana edad.
Por ello, la alimentación balanceada y vigilada por los padres es fundamental desde muy temprana edad.
Acostumbrar a los niños a las frutas y verduras desde sus primeros alimentos es una de las claves para evitar la obesidad y el sobrepeso.
La alimentación en la época escolar debe ser supervisada de cerca por los padres, y más si la comida no se prepara en casa. La doctora también advierte sobre la importancia de propiciar las actividades al aire libre, los ejercicios y el deporte en los niños.


 A manera de conclusión
Mientras los menores no aprendan a disfrutar de vegetales, frutas, granos enteros y aumenten sus actividades físicas, es difícil que haya logros para reducir su obesidad
 “Es un  problema  que atañe a toda la familia y la sociedad, es importante limitar el tiempo que se pasa frente a la televisión, la computadora o los juegos de video”.
También es importante que los padres revisen sus hábitos alimenticios y que apoyen a los menores en lograr una reducción de su peso.
El proceso será más rápido y fácil si la familia ayuda. El cambio más fácil para lograr una dieta saludable es la limitación de grasa. Antes de optar por una dieta, consulte con su médico. Las dietas para menores son diferentes a las de los adultos.
Incremente las actividades familiares al aire libre. Salga con su familia a las montañas, a la playa o al parque; haga que los niños caminen y corran. Si es posible, inscriba a sus hijos para practicar un deporte o danza, en clubes de montañismo o para practicar el ciclismo. Si su presupuesto o su tiempo son limitados, organice sesiones de ejercicios en su casa, se puede correr en un mismo lugar. Sustituya los antojos “chatarra” con zanahorias, jícamas, pepinos, que no tienen una gota de grasa y sí mucha fibra. Antes de la comida, prepare a la familia una ensalada con verduras crudas. Ayudará a disminuir el hambre y a consumir menos cantidad de comida. Sustituya los aderezos por jugo de limón y unas gotas de aceite de oliva. Recuerde que se puede cocinar con muy poca o nada de grasa. El aceite no mejora el sabor de los alimentos.
Los padres que comen saludablemente son excelentes modelos para sus hijos.

Es necesario que los niños y su familia lleven un programa de control de peso para combatir la obesidad, donde pueden destacar las siguientes medidas:
Cambio de hábitos alimenticios, comer más despacio.
Desarrollo de nuevas rutinas y consumo de alimentos no grasos. Evitar comidas rápidas o “chatarra”.
Reducir las porciones y consumir menos calorías.
Incrementar la actividad física, especialmente caminar, tener un estilo de vida activo.
Saber qué come el niño en la escuela, es común que ahí se vendan alimentos grasos o azucarados.
Hacer comidas familiares en lugar de cenar enfrente de la televisión.
No usar la comida como premio.
Limitar los antojitos, refrescos, comida de preparación rápida.
Evitar el uso de píldoras para perder peso.
Asistir a un grupo de apoyo.


San Salvador 25 de Abril de 2012

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