COMO
MOTIVAR PARA EL ESTUDIO.
Por: Lic. Mario Alexis Ayala P.
Especial para Educadores y Estudiantes.
Uno de nuestros de nuestros principales compromisos, como educadores aparte de formar a nuestros educandos es el mantenerlos motivados, en sus estudios y dadas las condiciones sociales del país donde el estudio cada día es desvalorado y no garantiza ni siguiera un empleo o éxito alguno la tarea de los educadores es sumamente difícil en este sentido con nuestros educandos, por lo que a continuación tratare sobre el tema: Como motivar para el estudio de manera extensa a fin de contribuir con todos los educadores con su importante labor.
Evidentemente, las razones que motivan a un joven universitario o escolar no son las mismas que pueden motivar a un niño de primaria o a un joven de secundaria; por otro lado, también hay que considerar el hecho de que existen algunas motivaciones a corto plazo y, además, a cada persona le motiva algo diferente o en un grado distinto que a los demás.
En vista
de tal complejidad, hay que revisar con cuidado algunos puntos de interés
Estudiar con entusiasmo
Aunque, a
veces, los estudios no sean tan interesantes ni divertidos como las actividades
de recreación en los tiempos libres, hay que esforzarse en hacerlos
interesantes con la imaginación y con el esfuerzo.
La
voluntad ayuda y cuando se ven los resultados, existe mucha satisfacción en la
persona que se ha esmerado.
Ahora
bien, cuando se estudia y se aprovecha el tiempo, queda mucho espacio libre
para la diversión y para el descanso; de manera que, una vez cumplidas con las
obligaciones estudiantiles, se puede disfrutar con los amigos y con la familia.
Por otro
lado, los profesores y los padres estiman, premian y valoran mucho más a quien
se esfuerza en sus estudios.
Por un
lado, los docentes se sienten orgullosos de sus estudiantes aprovechados y le
prestan mucha atención a sus intereses personales en lo que se refiere a
estudios; por otra parte, los padres se sienten felices al ver los progresos de
sus hijos y están seguros de que pueden seguir motivándolos porque están
sembrando hoy los frutos que sus hijos disfrutarán en el mañana.
Los padres
y los profesores se esfuerzan para que sus hijos vean con acierto el acto de
prepararse bien, por eso procuran que estudien, conozcan nuevos horizontes y
vean este aprendizaje como un hecho entretenido y útil.
Con el
ejemplo, transmiten la utilidad que poseen los temas de estudio y los
relacionan con otros conocimientos obtenidos por sus hijos; de aquí, que una
relación fluida entre padres y profesores sea fundamental. Por parte del
estudiante, cada vez que se alcanza un pequeño triunfo, se siente más seguro y
con ganas seguir adelante; de forma que existe una doble motivación en la misma
dirección: desde los padres y profesores hacia los hijos y de éstos hacia sí
mismos, porque se ven llenos de entusiasmo por el deber cumplido y por los
éxitos obtenidos.
En
definitiva, cuando se hacen las cosas bien, las personas se sienten más
seguras. (Técnicas de Estudio. Métodos, técnicas y hábitos de estudio. 2000)
Problemas a la hora de estudiar
A la hora de
estudiar, se deben analizar las causas de la falta de interés por los estudios;
porque una vez identificadas, es más fácil combatirlas.
A veces, no se aprecia la utilidad de los
estudios, existen materias muy difíciles o hay carencia de una base previa sobre
las mismas.
Otros de
los problemas que pueden aparecer en el momento de estudiar son: el miedo al
fracaso o a un esfuerzo infructuoso; el entorno, a veces, no adecuado por las
interrupciones, la televisión, o los amigos que entretienen; la presencia de
muchas actividades fuera de los estudios; la falta de materiales adecuados para
el estudio, como libros y buenos apuntes y las preocupaciones de tipo emotivo o
problemas con la familia y los amigos.
En fin,
una variedad de dificultades rodean a los estudiantes y su predisposición a los
estudios es negativa.
Lo
importante es identificar las causas, buscar las soluciones y procurar resolver
los aspectos negativos.
Los hábitos y el estudio
Al
organizar los planes y horarios de estudio, se deben analizar las actividades
que se realizan durante una semana y, una vez detectadas las posibles pérdidas
de tiempo, se elaborará un Plan de Actividades que contemple el espacio
requerido por los estudios.
Si se
tiene la intención de hacerlo bien y dedicar horas al aprendizaje, no será
tarea fácil; porque es necesario luchar contra viejos hábitos, cambiarlos y
adquirir unos renovados.
Para
lograr el éxito deseado, hay que repetir las acciones positivas, porque los
nuevos hábitos se adoptan como fijos, si las consecuencias que llevan consigo
conducen al éxito y son satisfactorias.
Se debe
recordar que los hábitos se fijan con su repetición continuada y que se deben
adquirir con coraje y decisión; de manera que, para lograrlo, hay que romper
con los viejos comportamientos.
Cómo organizar el tiempo
Lo
recomendado para iniciar una organización del tiempo, consiste en tomarse de 5
a 10 minutos diarios en la mañana o antes de acostarse, para establecer las
prioridades de los quehaceres pendientes; si se elabora una lista con las
actividades previstas, resultará más fácil rendir el tiempo. Cuando esté
pendiente el estudio de un material nuevo, es preferible hacerlo en bloques de
20 a 30, minutos de acuerdo a la capacidad de concentración, lo mismo sucederá
con la elaboración de los trabajos, porque habrá que planificarlo en la hora
del día que se trabaje mejor.
También es
recomendable trabajar diariamente en las tareas, con la finalidad de que no se
acumule el trabajo para el final.
Después de
terminar cada actividad anotada en la lista, hay que tomarse un descanso, comer
algo o hablar con un amigo.
De todos
modos, no es necesario planificar todas las actividades, lo importante es saber
cómo distribuir las actividades diarias en el tiempo, para que sea productivo.
(Técnicas de Estudio y Cómo dar Exámenes. s.f.).
Manejo del estrés
Indudablemente
que el estrés se puede presentar ante la presencia de muchos compromisos y poco
tiempo para resolverlos.
Una de las
maneras más efectivas de controlarlo es hacer ejercicio regularmente, porque el
deporte no solamente lo reduce, sino que también es favorable para la salud.
Cuando se relajan los músculos, se duerme mejor y se rinde más en las
actividades que se deben realizar; el ejercicio aumenta el flujo de sangre al
cerebro y hace que se liberen endorfinas, por tal motivo, se recomienda el
ejercicio físico cuando se desea organizar un buen Plan de Actividades o de
estudio.
Planificación del estudio
Las
técnicas de estudio se están convirtiendo en uno de los conceptos más
importantes en el mundo estudiantil; porque después de ver todo el fracaso
escolar cosechado en los centros educativos, a los estudiantes les queda la
opción de mejorar su rendimiento con normas, trucos y técnicas que mejoren
claramente los resultados.
Las
técnicas de estudio son un conjunto de herramientas, fundamentalmente lógicas,
que ayudan a mejorar el rendimiento y facilitan el proceso de memorización y
estudio.
El texto
Técnicas de Estudio. Métodos, técnicas y hábitos de estudio (2000) sustenta
que, sin duda alguna, la inteligencia ayuda en los estudios, pero no es
decisiva.
La
motivación y las técnicas de estudio pueden hacer que un estudiante supere año
tras año con brillantez sus estudios, sin estar dotado de unas cualidades
mentales específicas que le hagan diferente a los demás. Algunas
investigaciones vienen a demostrar que la inteligencia y las facultades
especiales sólo determinan un 50-60% el éxito de los estudios. Queda, pues, la
otra mitad para el esfuerzo, las técnicas de estudio y algunos factores
ambientales que motiven o desmotiven al individuo. Suficiente para que se
emplee el tiempo en destrezas que permitan mejorar sustancialmente el
rendimiento y la eficiencia en el aprendizaje de nuevos conocimientos.
Sin
embargo, aunque esté presente la ayuda de estos recursos, ante todo es
imprescindible tomar conciencia de "tener que estudiar"; por eso, si
se parte de la base de que no se desea hacerlo, el resto sobra.
Es
evidente que la preparación concienzuda para el futuro laboral es algo clave,
como también lo será la organización a la hora de comenzar un año escolar.
Por otro
lado, el estudio diario es casi obligatorio y no consiste en estar delante de
los libros o la computadora (aunque no es del todo mala idea) dos o tres horas
todos los días, sino en analizar las propias necesidades, los campos o temas
donde hay más problemas y cuáles son las prioridades inmediatas como exámenes,
trabajos, presentaciones, etc.
Organización y planificación del tiempo
Para López
Martínez, M. J. (s.f.) el éxito en los estudios depende en gran medida de una
buena planificación.
Los estudiantes
más destacados no son habitualmente los más inteligentes, sino aquéllos que
saben planificar su trabajo, porque aplican un método de estudio, están
motivados y tienen mucha confianza en sí mismos.
La
planificación del estudio permite obtener mejores resultados y hacer más
llevaderos los estudios, evitando en gran medida los temidos momentos de agobio
antes de los exámenes.
No es lo
mismo llevar al día las asignaturas y en época de las evaluaciones dedicarse a
repasar, que perder el tiempo durante el curso y, al final, tratar de hacer lo
que no se ha hecho antes, con jornadas de estudio maratónicas y agotadoras; en
este caso, existe una enorme ansiedad y muchas probabilidades de que el
esfuerzo de última hora no sirva para nada, ni para aprobar, ni por supuesto
para aprender.
Planificar el estudio es sencillamente organizarse
y, para ello el estudiante debe responder a las siguientes preguntas:
-
¿Qué material hay que dominar
perfectamente de cara a los exámenes?
-
¿Qué esfuerzo hay que realizar para
lograr este nivel de conocimiento?
-
¿De cuánto tiempo se dispone?
En función de las respuestas, habría que
preguntarse
-
¿Qué esfuerzo diario hay que realizar
para llegar bien preparado a los exámenes?
Con ello se trata de determinar el
ritmo de estudio diario y establecerlo desde el primer día.
Por supuesto, que en el primer día,
el estudiante no dispone de toda la información necesaria para precisar el
esfuerzo diario requerido; pero, a medida que el curso avanza sí es posible
determinar cuántas horas se necesita estudiar diariamente.
A principios de curso es preferible
ser precavido y establecer un ritmo diario de estudio más duro y, a medida que
se avance, ese ritmo se irá ajustando, aumentándolo o disminuyéndolo según
proceda.
Si en alguna asignatura, comienza a
haber retraso, se pueden utilizar los fines de semanas para adelantarla o
ponerla al día.
El estudiante que consigue, desde el
primer momento, imprimir una velocidad de dos a tres horas diarias de estudio
(salvo en determinadas carreras universitarias que exigirán más) irá asimilando
y dominando las asignaturas de forma gradual, sin grandes esfuerzos finales, y
podrá llegar a las evaluaciones con un elevado nivel de preparación.
Si se quiere llevar una asignatura
bien preparada para un examen, hay que estudiarla con profundidad y, una vez
aprendida, mantener esos conocimientos frescos con la ayuda de repasos
periódicos.
En la
primera preparación, se organiza cada lección, a medida que avanza el profesor
en su esclarecimiento.
Antes de
comenzar la preparación de un nuevo material, es conveniente darle un rápido
repaso al anterior; para ello, puede ser muy útil el uso de los esquemas, las
síntesis, las notas al margen y las fichas.
Una vez
realizado este trabajo inicial (el más duro), el estudiante debe planificar los
repasos; éstos podrían estar distribuidos en los lapsos en los que se
distribuye la asignatura durante el año escolar (dos o tres lapsos, según sea
el caso).
Habitualmente
con esa cantidad puede ser suficiente, si bien no hay que tomarlo como un
número exacto.
En el
primer repaso se revisarán todas las lecciones aprendidas hasta el momento, y
se procurará el logro de un nivel de preparación, similar al alcanzado el día
en que se estudió la lección por primera vez. Esta misma forma de repaso se
debe realizar en los otros lapsos del curso y debe comenzar varios días previos
al examen.
Por otra
parte, resulta conveniente llevar una agenda, en la que se vayan anotando todos
estos repasos y, al mismo tiempo, ir controlando el cumplimiento de los plazos
previstos en el Plan de estudio.
Este trabajo debe ser hecho con cada una de
las asignaturas y, al comienzo de cada lapso escolar, el estudiante debe tomar
un calendario y señalar las fechas estimadas para los exámenes, hoy día se
ventila que los docentes entreguen un Plan de Evaluación al inicio de cada uno
de los lapsos del año escolar.
En función
de esas fechas propuestas, se fijará el tiempo para su estudio y el de los
repasos de cada una de las asignaturas.
Se trata
de una planificación preliminar que se irá perfilando a medida que avance el
curso y se vaya conociendo con mayor precisión el ritmo de cada asignatura, su
nivel de dificultad, los días definitivos de los exámenes, etc. Si se toma en
cuenta esta planificación, el estudiante podrá llegar a las fechas de los
exámenes con todas las asignaturas preparadas en forma conveniente y sólo
necesitará el repaso final cuando llegue el momento de las evaluaciones.
Para
cerrar estas ideas, no hay que olvidar la existencia de la denominada Evaluación
Continua en algunas asignaturas y en algunos Programas de Estudio; de forma tal
que se debe mantener un ritmo de trabajo diario, porque las evaluaciones se
realizan durante todo el tiempo.
En este
caso, es más necesaria la instrumentación del Plan de Estudios y de la
organización del tiempo.
Para el
logro de los objetivos previstos en un Plan de Estudios, hay que ser muy
rigurosos con el cumplimiento de los plazos.
Si el
estudiante se atrasa, tendrá que acelerar el ritmo; por el contrario, si está
al día con sus obligaciones escolares, disfrutará de sosiego y seguridad en los
días finales.
De la
misma forma, es preciso señalar que angustiarse no es malo, siempre y cuando se
cuente con tiempo suficiente para reaccionar; si hay agobio a principios del
lapso por la extensión de los temas o por la cantidad de evaluaciones,
posiblemente sea hasta beneficioso porque se imprimirá mayor intensidad al
ritmo de estudios.
El
problema surge cuando la angustia llegue demasiado tarde y ya no haya
posibilidad de reaccionar.(López Martínez, M. J. s.f.).
El Plan de Trabajo del estudiante
Cuando se
analizan los hábitos de los estudiantes, se observan casos frecuentes en los
que tardan más de cuatro horas, desde que se levantan hasta que comienzan a
estudiar.
Si se
analizan todas las actividades realizadas durante ese tiempo, en la mayoría de
los casos, la pérdida de tiempo generada por determinadas
"costumbres" es realmente muy notable; por eso, se ha de comenzar por
un análisis de las costumbres personales, desde el momento en que se levantan
hasta que se acuestan, incluyendo las horas que pasan en la cama.
La
organización es uno de los elementos fundamentales a la hora de empezar a
estudiar, preparar un examen, una exposición o cualquier actividad evaluativa.
Por eso,
es necesario disponer de una Planificación del estudio, en la que estén
distribuidos, convenientemente, todos los contenidos de las distintas
asignaturas, en una buena distribución del tiempo. Un horario establecido
ayudará a crear un hábito de estudio diario y evitará que se pierda el tiempo.
• Programación a largo plazo
Un buen
Plan de Trabajo puede abarcar el curso completo o los diferentes lapsos del año
escolar, con el fin de saber cómo y cuándo se debe estudiar, con qué medios
hacerlo y qué dificultades se superarán.
En un
cuadro, se incluirán todas las evaluaciones pendientes, los meses y todo lo
relacionado con cada asignatura: temas que han de estudiarse cada mes, fechas
de los exámenes y de los trabajos.
• Programación a corto plazo
Si se
desea planificar el tiempo a corto plazo, lo recomendable es hacerlo
semanalmente y ayudarse con un Plan Diario o una agenda personal para anotar.
Planificación semanal
Una buena
forma de estudiar consiste en trabajar bien durante toda la semana y descansar
los sábados por la tarde y los domingos, para relajar la mente y comenzar la
semana siguiente, en plena forma física y psíquica. Al inicio de la semana, el
estudiante debe distribuir el tiempo disponible, entre las asignaciones
diversas de las materias del curso.
La
repartición de las horas entre las asignaturas dependerá de su importancia,
dificultad y de la inminencia de un examen o trabajo que se deba preparar.
El Plan diario de trabajo
Es aconsejable elaborar un plan de
actividades diarias, por escrito para que pueda ser revisado; esto hará que se
elimine la ansiedad y se pueda cumplir con mayor facilidad.
A la hora de organizar el Plan diario
de trabajo, conviene tener en cuenta lo siguiente: comenzar con las materias o
con los trabajos de dificultad media, continuar con los más difíciles y
terminar con los más fáciles. Siempre habrá días en los que los objetivos
programados o el horario no puedan ser cumplidos, este incumplimiento apenas
tiene importancia, siempre que sea una excepción y los objetivos semanales
propuestos terminen cumpliéndose.
Pasos para organizar un Plan de
Trabajo
Según
(Fry, R. 2005), para elaborar un Plan de Trabajo, es conveniente tomar en
cuenta los pasos que se comentan a continuación.
Se
recomienda un Plan a corto plazo para los estudiantes; al principio es
preferible organizar una lista en una hoja, donde se indicarán los trabajos,
proyectos, deberes, horas de estudio, etc.; de la misma manera, se deben
apuntar las obligaciones indiscutibles, el tiempo de descanso, de salir con los
amigos, de chatear en la computadora, etc.
En
definitiva, se comenzará por un análisis de las costumbres personales,
incluyendo las horas dedicadas al descanso.
Esta lista
de obligaciones comprenderá los deberes pendientes para la semana; para ello,
se revisarán las tareas asignadas por los profesores, las fechas de los
exámenes y exposiciones; no se deben olvidar los compromisos familiares o las
salidas con los amigos.
Como se ha visto, hay que tomar en cuenta todas las
ocupaciones, incluyendo las actividades extraescolares.
Una vez,
identificado todo este material, se ordena según la prioridad e importancia de
las tareas. Se marcarán los deberes urgentes, para realizarlos en corto tiempo,
porque algunas, aunque sean muy importantes, no necesitan ser realizadas en la
semana, sino más adelante y serán tareas de mínima prioridad.
El resto
de los deberes de la lista están entre los dos extremos de prioridades y,
posiblemente, sean de mediana importancia.
En todo caso, no hay que dejar todas
las obligaciones sencillas para el final, porque se recargaría el cuadro de
actividades; lo ideal es organizarlas a lo largo del cronograma de actividades.
Lo
correcto sería colocar las actividades más importantes en las horas de mayor
rendimiento y, luego, irlas intercalando con las de menor importancia.
No se
debe dejar por algo el grado de dificultad que presenta cada asignatura; por el
contrario, se debe decidir cuánto tiempo se dedicará a cada asignatura y
alternarlas, según las preferencias o el menos o mayor esfuerzo que requiera su
preparación.
Una vez que se tenga el Plan semanal, se
podría pasar a un Plan diario, a modo de agenda; esto ayudará a tenerlo siempre
a mano y a la vista. En este registro, se apuntan las incidencias importantes
en el cumplimiento de lo planificado.
Como
consideraciones finales, se recomienda: procurar un horario flexible y
realista, para que sea cumplido a cabalidad; hacer participes de este reto
personal, a la familia, los amigos y los compañeros, para que colaboren con su
consecución; y evitar el horario nocturno, especialmente las últimas horas de
la noche; porque el cansancio acumulado del día afectará el rendimiento (es
aconsejable intercalar breves períodos de descanso durante el estudio y, si es
posible, añadir algún movimiento físico moderado).
Lo ideal
al organizar el Plan Semanal es que se visualicen las actividades, según el
orden de importancia, dado por la persona que lo crea.
Si se
elabora un buen Plan de Trabajo para la semana y se cumple, es muy posible que
el tiempo rinda mucho más y que la persona se sienta satisfecha porque, al
evaluar las actividades realizadas, se dará cuenta de sus triunfos en las áreas
que lo ameriten y cumplirá sus metas sin angustias de última hora.
San Salvador 29 de Junio de 2012
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